Webmaster Geschrieben 14. Januar 2010 Teilen Geschrieben 14. Januar 2010 La Vigesimotercera Palabra Esta Palabra consiste en Dos Capítulos En El Nombre De Allah Clemente Y Misericordioso “Hemos creado al hombre de la manera más hermosa, luego lo precipitaremos hacia el grado más bajo de la escala excepto a los que hayan creído y hecho el bien” (Corán 45, 4-6) Capítulo Primero Explicaremos en “Cinco Puntos”, entre miles, las virtudes de la fe. PRIMER PUNTO: A través de la luz de la fe, el hombre se eleva a lo más alto de toda su escala logrando un valor que le hace merecedor del Paraíso. Mediante la oscuridad de la incredulidad, desciende a lo ínfimo de toda escala. Se convierte en un merecedor del infierno. Porque la fe enlaza al hombre con su Creador Todo Glorioso. La fe es una relación. Por ello, el ser humano obtiene su valor mediante el arte de la virtud Divina y de las inscripciones de los nombres Divinos, las cuales llegan a manifestarse en él a través de la fe. La incredulidad quebranta dicha relación. Debido a esta ruptura el arte Divino se esconde. Su valor entonces, se reduce en su materia, y por la sustancia solamente tiene una vida animal transitoria, El valor de esta vida animal y temporal es nulo porque pasa. Explicaremos este misterio con un modelo. Por ejemplo: “El valor de un material difiere del valor del arte entre las artesanías del hombre. A veces ambos valores llegan a igualarse, a veces un material vale más que la propia obra y otras veces ocurre que en un elemento de hierro, que vale cinco céntimos se convierte en una obra que vale cinco dólares. Quizás, a veces una obra de arte antigua tiene un valor de un millón de dólares pero su material no llega a costar cinco céntimos. Una obra de arte antigua, si se lleva al mercado, se expone y se anuncia con el nombre de su famoso artista se puede vender por un millón de dólares. Si llevamos la misma obra a un mercado de chatarra, se puede recibir, a un valor de hierro, cinco céntimos.” Así, el hombre, es la obra perfecta del Creador Todo Poderoso. También él es su poder más sutil y milagroso ya que Él creó al hombre como una manifestación de todos Sus Bellos Nombres e inscripciones y en la forma de un minúsculo ejemplo del Universo. Una vez que la luz de la fe se haya instalado en el ser humano, todas las inscripciones significativas se leerán. Él fiel lo percibirá. Hará que los demás lo observen mediante esta relación, es decir, con el arte Divino en el hombre se manifiestan los significados como: “¡He me aquí, obra del Altísimo Creador y Su Criatura, mirad como en mí, se manifiestan Su misericordia y generosidad!” Entonces la fe, que es una relación de su Creador hace aparecer todas las obras de arte en el hombre. El valor del hombre se realizará según esta obra Divina, y su virtud dependerá de ser el espejo de Un Suplicante Eterno. Entonces, el hombre sin importancia alguna, se convierte en merecedor y digno del discurso divino, consiguiendo el honor de ser merecedor de entrar en el Paraíso. Sin embargo, si la incredulidad que rompe la relación con Allah se establece en el ser humano, todos los significados de las inscripciones de los Bellos Nombres de Allah caen en la oscuridad y no se leen. Porque, si el Creador se olvida, los aspectos espirituales relacionados con Él, no se pueden percibir, la mayoría de las artes significa-tovas y sublimes se ocultan. En cuanto a lo que queda visible para el ojo, será atribuido a causas ínfimas, de la naturaleza y de la casualidad lo que conduce a su decadencia y desaparición. Así, aun-que cada uno es un diamante, se vuelve cristal opaco y oscuro. Su importancia quedaría limitada tan sólo en la materia animal. Y como decimos, el propósito y el fruto de su materia física es pasar una vida corta y parcial que convierte a su dueño en la más débil, necesitada y desgraciada de entre las criaturas, para decaer luego y desaparecer. Así la incredulidad destruye la esencia humana y la transforma de un brillante preciado en un carbón. SEGUNDO PUNTO: Del mismo modo que la fe es la luz que ilumina al hombre y que hace leer la Carta Divina escrita en sí misma. Igual que esto, la fe ilumina el Universo también. Salva el pasado y el presente de la oscuridad. Explicaremos este misterio con un ejemplo que concierne a un significado del versículo; “Allah es el patrón de los que creen y los hará pasar de las tinieblas a la luz” (Corán 2, 257) Es así, en una visión que tuve, existían dos montes iguales en altura. Había un puente entre estos montes. Debajo de este puente estaba un valle de interminable profundidad. Yo estaba sobre aquel puente. El mundo y todos los lados se habían cubierto por una densa oscuridad. Miré a mi derecha y vi un inmenso cementerio envuelto en interminables tinieblas; es decir, se me presentó la visión. Miré a mi izquierda. Me pareció encontrar gigantescas olas de tinieblas en cuyas entrañas se hallaban agitados huracanes con una actividad aterradora. Miré debajo del puente y descubrí un abismo sin fondo. Ante toda esta aterradora oscuridad tenía una simple linterna y pude ver un poco con su débil luz. Vi un espectáculo absoluta-mente aterrador. Se vieron leones, bestias, y monstruos alrededor y al comienzo del puente, así que dije; “Ojalá que no hubiera tenido esta linterna y no hubiera visto este espectáculo aterrador”. Recibí las mismas visiones aterradoras por todos lados a donde giré la linterna. “¡Allah Mío!, esta linterna es una mala suerte para mí”, dije. Así, enfadándome, tiré la linterna contra el suelo rompiéndola y con su ruptura, como si hubiese tocado el interruptor de una gigantesca bombilla eléctrica, de repente se iluminó todo aquel paisaje haciendo desaparecer por completo toda esa oscuridad. Todas las partes se llenaron con la luz de la bombilla. Apareció la realidad de todo lo que existía. Vi que aquel horrible puente no era más que una senda que atravesaba una planicie y con claridad que aquel inmenso cementerio que se encontraba a mi derecha no era sino una asamblea de personas de pies a cabeza en jardines hermosos que alababan a Allah, recitaban, servían y rendían culto encabezados por los hombres iluminados. En cuanto aquel inmenso valle sin fondo y aquellos fenómenos extraños que acontecían a mi izquierda eran pues, simplemente montes magníficamente arbolados, adornados y agradables detrás de los cuales había un inmenso lugar elevado de festín y de recreación y de placer. Y esos feroces monstruos, y bestias que imaginaba ver, eran animales domésticos como el camello, el buey, el cordero y la cabra. Diciendo “Todas las alabanzas a Allah por la luz de la fe”, leí el versículo, “Allah es El Patrón de los que creen y los hará pasar de las tinieblas a la luz” (Corán 2, 257) y desperté de mi visión. Así, pues, aquellos dos montes son el principio de la vida y su fin, es decir, este mundo, y el intermedio (antes de llegar a la morada postrera). Aquel puente es el sendero de la vida. La parte derecha representa el pasado y la izquierda se refiere al futuro. La linterna es el egoísmo del ser humano y su orgullo que sólo confía en lo que sabe y que no escucha la revelación divina. En relación a las bestias y monstruos feroces, pues son los sucesos de este mundo y sus extraños seres existentes. Así, el hombre que sólo cuenta con su egoísmo y orgullo, cae en las oscuridades del descarrila-miento y le embargan las mortales ataduras de la ignorancia. Su caso sería igual que el mío como al principio de la visión que tuve; estaría en una situación como en el pasado, con una mísera linterna que es; incompleta y desvirtuada -como un gran cementerio yacente en las tinieblas del infinito-. Estaría en un estado en el que se ve el futuro poco agradable y menos alentador¸ un futuro sujeto a la mera coincidencia y al puro azar. Su imaginación y ánimo convertirían todos los sucesos, acontecimientos y existencias, que han sido creados, ordenados y sometidos por un Todo Clemente y muy Sabio, en bestias, monstruos devoradores... y sería incluido con los mencionados en la siguiente noble aleya: “En cuanto a los infieles no tienen más patrón que Thaugut. Él los conducirá de la luz a las tinieblas.”(Corán2, 257) Si el hombre es abordado y socorrido por la gracia de la orientación divina, si la fe halla camino en su corazón, si su vanidad y orgullo se derrumban, y escucha el libro de Allah, estará pues, en una situación parecida a la mía, en la segunda parte de la visión. Entonces, el Universo de repente tendrá el color del día; se llenará con la luz de Allah. Todos leen la aleya, “Allah es la luz de los cielos y de la tierra.” (Corán 24, 35) Entonces él verá con el ojo de corazón que el pasado no es un gran cementerio sino un lugar donde los espíritus purificados de cada siglo realizan sus deberes de adoración, bajo el liderazgo de un profeta o un santo, y ellos exclaman: “Allah es Supremo” terminando los deberes de sus vidas, vuelan a los puestos elevados, llevando parte del pasado al futuro. Él mirará a su izquierda y con la luz de la fe distinguirá de lejos un lugar de festín de Él Misericordioso, puesto en los palacios de la felicidad en los jardines del Paraíso, detrás de inmensas revoluciones del sitio intermedio y de la otra vida. Él percibirá los sucesos como los huracanes, terremotos y pestes, son funcionarios sumisos. Verá a los sucesos, como las tormentas de primavera y las lluvias, que aparentemente son ásperas, pero en realidad son una gentileza de Allah. Además, verá la muerte como el principio de la vida eterna y la tumba, como la puerta de la eterna felicidad. Tú mismo puedes deducir aspectos adicionales aplicando la realidad al ejemplo. TERCER PUNTO: La fe es la luz y la fuerza también. Sí, el hombre que logra la fe verdadera puede desafiar al Universo y sortear las estrecheces de la vida, diciendo, “Ya me he encomendado a Allah” navega con toda seguridad y paz en el barco de la vida entre las gigantescas olas de los sucesos. Deja toda tu carga a la poderosa mano de un Todo Poderoso, atraviesa la senda de la vida, descansa en la morada intermedia. Después podrás volar al Paraíso para entrar en la felicidad eterna. Pero, si el ser ignora encomendarse a Allah, las cargas del mundo no le permitirán volar sino que le hundirán hacia lo ínfimo de toda la escala. La fe entonces, necesita afirmación de la Unidad Divina. La Unidad Divina implica sumisión. La Sumisión a Allah implica confianza en Allah y esta confianza nos guiará hasta la felicidad tanto en este mundo como en el otro. Pero no lo mal entiendas. La confianza en Allah Altísimo no es rechazar las causas en su totalidad, sino conocer que las causas son los velos de la mano del poder divino y poder tener recursos en ellas. Aferrarse a ellas es considerar una forma efectiva de súplica, es observar los efectos del Omnipotente Allah y reconocer que los resultados son sólo de Él, Alabado Sea, y también consiste en estar agradecido a Él. La comparación entre un hombre que se haya encomendado a Allah y otro que no, tiene esta historia como ejemplo: Un cierto día dos hombres cargados con cosas pesadas sobre sus cabezas y espaldas compraron billetes y subieron a bordo de un inmenso barco. Una vez a bordo, uno de ellos puso su carga sobre la cubierta y se sentó encima observando lo que llevaba. El otro, sin embargo, no dejo su carga por ser muy estúpido y orgulloso. Se le dijo: “Pon lo que llevas en la cubierta y descansa”. El respondió: “No, no la dejaré. Quizás, se pierda. Soy fuerte, la sujetaré encima de mi cabeza y mi espalda.” Se le dijo de nuevo: “Este barco divino es seguro, es más fuerte que tú, nos protege muy bien. También, es posible que pierdas el conocimiento y caigas al mar con tu carga. Y perderás tu fuerza paulatinamente, tu débil espalda y tu mermado cuerpo no podrán soportar por mucho tiempo la carga y se hará cada vez más pesada. Si te viera el capitán así, pensaría que estás loco y te echaría u ordenaría que te encarcelaran, y pensaría, “Este hombre es un traidor que no confía en nuestro buque y se burla de nosotros”. Así serás el hazmerreir de todos, porque, para los que te observan, tú mismo te has hecho el hazmerreir a los ojos de la gente al manifestar tu soberbia, la cual de-muestra tu impotencia, y el actuar simulando de-muestra hipocresía y tu presunción, muestra tu debilidad. Después de decirle que “Todo el mundo se ríe de ti”, el pobre hombre volvió en sí y puso su carga en la cubierta y se sentó encima y dijo “Oh, gracias, que Allah se complazca contigo, me he salvado de la fatiga, de la prisión y de la burla”. Así, ¡eh hombre que no te encomendaste a Allah! Tú también, como este hombre, vuelve en ti, encomiéndate a Allah. Así puedes salvarte de todo sobresalto ante cualquier suceso y de la hipocresía y de la burla, de la eterna desgracia y de las grandes molestias y contratiempos de la vida! CUARTO PUNTO: Ciertamente, la fe hace del hombre un verdadero ser humano; hace de él, aún más, un soberano. Por ello, su misión básica es la fe y la súplica. La incredulidad, lo convierte en un animal feroz muy incapaz. La diferencia que da testimonio de la llegada a este mundo entre el ser animal y el ser humano es sólo una entre miles, y es testigo cierto. Sí, ésta diferencia entre la venida del humano y del animal demuestra que la humanidad es humanidad gracias a la fe. Ello porque el animal, cuando viene a este mundo, nace como si antes se hubiera complementado y perfeccionado en otro mundo; es decir, se le envía así. Aprende en el transcurso de dos horas, o dos días, o dos meses, todas las condiciones de su vida; acerca de sus relaciones con los demás seres y las leyes de su propia vida y entorno. Nace con una habilidad innata. El gorrión y la abeja, por ejemplo, perfeccionan habilidades prácticas de la vida en veinte días mientras que el hombre tarda veinte años en adquirirlas; es que los animales se inspiran desde su origen. Entonces, la misión principal del animal no es perfeccionarse mediante el aprendizaje, ni ocuparse en la adquisición de conocimientos y sabiduría, ni recurrir y suplicar como manifestación de incapacidad; sino que su función principal, quizás, sea trabajar según sus aptitudes, es decir tener una servidumbre efectiva. En cuanto al hombre, cuando viene al mundo se le presenta la necesidad de aprender, ignorante de todas las reglas de la vida y aún no puede comprender todas las normas de su vida en veinte años. Su aprendizaje puede permanecer activo durante toda su vida, y también el que es enviado al mundo muy débil e incapaz, no puede ponerse de pie hasta los dos años aproximadamente. Puede discernir entre el bien y el mal quizás en quince años más. Y con la ayuda de la experiencia de los otros en la vida social atrae cosas buenas para sí mismo y evita otras que no lo son. Todo eso significa que la misión innata del hombre es perfeccionarse con el aprendizaje y manifestar su servidumbre ante al Altísimo, mediante la súplica. Es decir, hay que saber que; “¿Por la misericordia y la piedad de quién he sido abordado y brindado?”, “¿Por la generosidad de quién crezco rodeando de cariño ternura y compasión?”. ¿Por la gentileza de quién me alimento, de este modo tan curioso y me dirige tan delicadamente? Y hay que rogar y suplicar al Pro-veedor de Necesidades a través de la lengua de la impotencia y la pobreza. Y, es pedir y suplicar. Es decir; con las alas de impotencia y pobreza, es volar hacia la estancia de la eterna servidumbre. Es decir; el ser humano es llevado a este mundo con el fin de complementarse mediante la ciencia y la súplica., Con respecto a su naturaleza y habilidades todo es conectado a la ciencia. Y la base y la esencia y la luz y el espíritu de la verdadera ciencia es; “Conocer a Allah, el Altísimo”. Y el cimiento de esta base es: “Creer en Allah” Puesto que el hombre está sujeto a interminables sucesos, problemas, agresiones y ataques por parte enemiga dada su condición de absoluta incapacidad; y dadas sus interminables necesidades y peticiones, a pesar de su limitada pobreza; su función natural básica sería, después de la fe, la súplica ya que la súplica es la base de la servidumbre. Tal como un niño llora o pide para obtener un deseo al cual no puede llegar, rezando física o verbalmente con la lengua de su impotencia. Así obtiene su deseo. De la misma manera, el hombre, es como un niño mimado, y cariñoso y tímido entre las criaturas vivas. Hay que llorar con su impotencia y debilidad o suplicar con su pobreza y necesidad en el Juzgado del Más Misericordioso y Compasivo, hasta que sus deseos puedan ser conseguidos o bien, pueda dar las gracias si ya recibió lo que había pedido. Por el contrario, como un niño tonto que se molesta por una mosca, dice: “Con mi propia fuerza, yo subyugo las cosas inaccesibles. Y con mis ideas y mis propios medios hago que ellas me obedezcan” y entra en la incredulidad. Esto es contrario a la naturaleza innata del hombre por lo cual es merecedor de un castigo severo. QUINTO PUNTO: Tal como la fe necesita la súplica como medio absoluto y la naturaleza humana la desea profundamente, también Allah, Alabado sea, declara: “¿Qué importancia tendréis si no me habéis ofrecido súplicas?” (Corán 25,77) Él también manda; “Llamadme y os responderé”. (Corán 40, 60) Si dices: Frecuentemente ofrecemos súplicas pero no se aceptan. Pero, el versículo es general. Declara que se contesta a cada súplica. La Respuesta: Responder es una cosa y aceptar es algo muy diferente. Cada súplica tiene su respuesta. Pero aceptar y responder y dar lo que se pide depende de la sabiduría de Allah Misericordioso. Por ejemplo: Si un niño enfermo llama al médico y dice “Eh Médico, escúchame”. Y él contesta “¿Qué quieres?”. El niño dice: “Dame esta medicina”. El médico le dará la medicina que quiere, o le dará otra más conveniente para él, o bien no le dará ninguna sabiendo que es perjudicial para su enfermedad. Así, Allah Misericordioso que es Todo Presen-te y Que Todo Lo Ve responde a las súplicas de sus creyentes. Mediante su presencia y respuesta Él transforma la desolación de la soledad en la alegría de la amistad y el desamparo familiar en unión fraternal. Pero lo hace estando de acuerdo con los requerimientos de su Sabiduría Divina, no por capricho o por inoportunas demandas del hombre. Él le dará la misma cosa que pide, u otra mejor o no le dará nada. También, la súplica es una forma de adoración y reconocimiento de la esclavitud del hombre hacia Allah. Los frutos de esta pertenecen al otro mundo. Las razones mundanas son los tiempos de las súplicas y adoraciones. Por ejemplo: Los rezos y las súplicas para la lluvia son oraciones típicas. La sequía es el tiempo de estas oraciones. No son para atraer la lluvia. Si se hacen solamente con esta intención, estas súplicas y estas oraciones no serán sinceras y no serán merecedoras de aceptación. Tal como, la puesta de sol es el tiempo para el rezo de la tarde, también el eclipse lunar y solar son tiempos de dos oraciones particulares que se llaman ‘Salat-ı Kusuf y Khusuf’. Es decir; Por oscurecerse los dos signos luminosos del día y de la noche, esto es una manifestación de lo Poderoso que es Allah, Él Glorioso invita a sus creyentes a una clase de oración en estos tiempos. Está claro que este rezo no es para que se revelen el sol y la luna ya que estos fenómenos y el tiempo se determinan por los astrónomos. Igual que esto, la sequía es el tiempo para el rezo de la lluvia. Y la aparición de calamidades y ataques dañinos son los tiempos de rezos particulares que el humano realiza por su impotencia, y con súplica busca refugio en el Juzgado del Poseedor del Poder Absoluto. A pesar de que se haya suplicado mucho, si las calamidades no se disipan aún no se dice que las súplicas no se han aceptado, sino que se dirá: “el tiempo de súplica no se cumplió”. Si mediante la misericordia y la magnificencia del Omnipotente Allah se disipa la calamidad, (luz sobre luz), el tiempo de la súplica se ha terminado. Entonces, la súplica es un misterio de esclavitud. Y la esclavitud tiene que ser sincera y por Allah. El hombre tiene que proclamar su impotencia y buscar refugio en Allah a través de la súplica. El hombre no tiene que intervenir en sus divinas decisiones. Tiene que dejar la propia pre-caución a Él. Tiene que confiar en Su Sabiduría. No tiene que abusar de Su Misericordia. En realidad lo que fue establecido por los versículos claros del Corán es que, tal y como todas las existencias ofrecen sus glorificaciones y adoraciones particulares, así también lo que asciende al Juzgado Divino desde todo el Universo-so, es la súplica. Esto se hace: O a través de la lengua de la habilidad innata -como las súplicas de todas las plantas y animales- por la cual, cada uno, mediante esta lengua, busca una forma del Otorgador Absoluto, y manifiesta Sus Nombres. O a través de la lengua de las necesidades in-natas, son súplicas para sus necesidades esenciales en general -las que parecen inaccesibles- por las cuales cada uno, a través de esta lengua de necesidad innata, busca ciertas cosas de Un Generoso Absoluto para la continuación de su vida como una clase de subsistencia. O a través de la lengua de la exigencia que, mediante la cual todos los seres que llevan alma que se encuentran en apuros y dificultades elevan súplicas hacia un refugio absoluto y buscan amparo en su protector desconocido, y en realidad, se dirigen hacia Él Sostenedor Compasivo. Si no hay nada en contra, estas tres clases de súplica son siempre aceptadas. La cuarta clase de súplica es la más conocida de nuestras súplicas. De ella existen dos tipos. Una: Es activa y de disposición y la otra es verbal y de corazón. Por ejemplo: Recurrir a las razones es la súplica activa. Juntar las causas no es para crear el afecto, sino, a través de la lengua de la disposición para lograr una posición aceptable para buscar el afecto de Allah Todopoderoso. Arar la tierra, pues, es llamar a la puerta del tesoro de misericordia, porque este tipo de súplica está relacionada con el Nombre y el Titulo del Generoso Absoluto y se acepta en la gran mayoría de casos. El segundo tipo: Es suplicar verbalmente y con el corazón. Es querer la cosa a la cual no se puede llegar. Su aspecto más importante, el objetivo más bello, la fruta más dulce, es ésta: El hombre que reza entiende que hay Alguien, escucha los deseos de su corazón, y que su mano es capaz de llegar a todo. El puede contestar a todos sus deseos. Él es Quien Presenta Su misericordia a su impotencia, y responde a su pobreza. Así, ¡oh impotente y pobre ser humano! No dejes un medio como la súplica la cual es la llave del tesoro de misericordia y es el objeto de una inagotable fuerza. Pégate a ella, sube a lo más alto de la escala de la humanidad. Como un sultán incluye todas las súplicas del Universo en las tuyas. Como un creyente completo y como un Representante general día: “Sólo a Ti imploramos socorro.” (Corán 1, 4) y que seas el modelo más excelente del Universo. Capitulo Segundo Consiste en Cinco Notas sobre la felicidad y la miseria del hombre. [El hombre se ha creado como el modelo más excelente de todo y dotado de las habilidades más comprensibles; él ha sido tirado a una arena de examen donde puede subir o caer en los estados, rangos y grados desde la escala más baja hasta la más alta, desde la tierra al Trono Divino y desde las partículas pequeñitas hasta el sol; ha sido enviado a este mundo como un poderoso milagro y un resultado de creación y de excelente arte divino ante él, dos caminos se han hecho abrir que guían, hacia arriba o abajo del infinito. Así, explicaremos ese misterio de gradual progreso y declinación del hombre en “Cinco Notas”.] PRIMERA NOTA: El hombre necesita la mayoría de las cosas del Universo y se interesa por ellas. Sus necesidades se extienden a todas partes del Universo y sus deseos llegan hasta la eternidad. Tal como quiere una flor, así también quiere una gran primavera. Tal como desea un jardín así también desea el Paraíso eterno. Tal como echa de menos a un amigo, así también echa de menos a Un Todo Hermoso de Gloria. Tal como a él le ha-ce falta abrir la puerta en un destino donde tiene un amigo íntimo para visitarlo; así también para visitar al 99 % de sus amigos que ya se fueron a la región intermedia ( la tumba) y para salvarse a sí mismo de la separación eterna, le hace falta refugiarse en el convento de Un Poderoso Absoluto, El cual va a cerrar la puerta de aquel mundo grande y abrir la puerta de la exhibición de las maravillas de la otra vida y Quien va a quitar este mundo para sustituirlo por el otro. Así, el Creador Verdadero del hombre es Quien tiene en la mano las riendas de todo, tiene a Su lado todos los tesoros, Quien es Él que todo Lo ve, Todo Presente, Quien no está limitado por el espacio, exento de impotencia, libre de equivocación; un Todo Poderoso de Gloria, Un Todo Compuesto de Belleza, Un Todo-Sabiduría de Perfección. Porque; Él que contestará a la necesidad infinita humana sólo puede ser Uno Que tiene un poder infinito y una sabiduría completa. Entonces, Él es Quien sólo merece ser adorado. Así, ¡eh humano!, si eres sólo un creyente de Él, ganarás un grado superior a todas las criaturas. Si te pones en contra de esta esclavitud para Él serás un degradante esclavo de las criaturas impotentes. Si te confías a tu ego y a tu propio poder y abandonando la confianza en Allah y la súplica y si te desvías en el orgullo, y soberbia, entonces, con respecto a lo bueno y a la creación, descenderás a una escala tan baja como la de una hormiga y una avispa y quedarás más impotente que una araña y una mosca. Con respecto a lo malo y a la destrucción serás más pesado que la montaña y peor que la pestilencia. Sí, ¡eh hombre! Tú tienes dos aspectos: Uno es el aspecto de la creación, existencia, lo bueno, la positividad y la acción; el otro es la destrucción, la inexistencia, lo malo, y lo negativo. Respecto al primer aspecto, eres más bajo que la avispa y el gorrión y más débil que la araña y la mosca. Respecto al segundo aspecto, tú sobrepasas a las montañas, de la tierra y de los cielos. Tú tienes la carga en que ellos expresaron su impotencia delante de ella. Así ganas un poder más grande y extenso del que ellos tienen. Porque: cuando tú haces algo bueno e inventas algo, lo puedes hacer bien e inventas con el límite de la extensión de tu poder y fuerza propia y hasta donde pueda llegar tu mano. Si haces el mal o destruyes, entonces tu maldad violará y tu destrucción se extenderá. Por ejemplo: La incredulidad es una maldad, una destrucción, y la afirmación de ausencia. Pero esta única maldad abarca la desvalorización de todo el Universo, desvaloriza todos los Nombres Divinos, y abusa de la humanidad. Porque esta existencia tiene un rango altísimo y una misión muy importante. En realidad ellos, son la carta Divina, espejos Divinos y funcionarios Divinos. La incredulidad sin embargo, los expulsa de sus grados de ser reflejo, funcionarios, y representantes y los reduce a un nivel absurdo y de juguete de la casualidad. Y a través de la destrucción de la muerte y de la separación, los rebaja al grado de ser una sustancia efímera que decae rápidamente, quitando y desvalorizando su importancia. Y, también mediante la negación insulta a los Nombres Divinos, a las inscripciones, a las manifestaciones y a las bellezas que se ven por todas las partes del Universo y en los espejos de los seres. Y tiende hacia una posición más humilde, más débil, más impotente, y necesitada que el animal, lo menos transitorio que tiene el rango de apoderado de Allah en la tierra, se conoce como hombre quien es una oda sabia proclamando las manifestaciones de los Nombres Sagrados Divinos, y una semilla parecida a un milagro claro del Poder Divino conteniendo todos los miembros de un árbol eterno y quien, asumiendo “La confianza más grande”, llegó a ser más alto que la tierra, el cielo y las montañas y ganando superioridad a los ángeles. Esto le reduce al nivel de ser un tablero de señales comunes con falta de significados, confundido y decaído rápidamente. Resumiendo: Respecto a la destrucción y la malignidad el espíritu que se rige por la maldad puede cometer crímenes infinitos; pero con respecto a la creatividad y el hacer el bien, su poder es extremadamente parcial y limitado. Sí, puede destruir una casa en un día pero no puedes construirla en cien días. Sin embargo, si dejas el egoísmo y pides el bien y la existencia desde la asistencia Divina y dejas lo malo y la destrucción y confías en el espíritu y llegas a ser un verdadero esclavo de Allah buscando el perdón, entonces él manifestará el significado del versículo: “Allah cambiará sus cosas malas en buenas”. (Corán25, 70) La capacidad de maldad infinita en él se transformará en una capacidad buena e infinita. Tendrá el valor de “el Más Excelente de los Modelos” y lo elevará a lo más alto de la escala. Así, ¡eh incauto hombre! Mira la generosidad y la libertad de Allah Omnipotente. Aunque sería justo escribir un mal como mil y un solo bien como uno o nada, Él apunta, una acción mala sólo como una y una acción buena cuenta como una, o diez, a veces setenta o a veces setecientas y a veces siete mil. De esta Nota tienes que entender que entrar en el terrible infierno es una retribución por las acciones hechas y es de pura justicia mientras que, entrar en el Paraíso es generosidad pura. SEGUNDA NOTA: Hay dos aspectos en el hombre. Primero, respecto al egoísmo, mira la vida mundana. Segundo, respecto a la esclavitud, mira la vida eterna. Con relación al primer aspecto, el hombre es una criatura tan miserable que su capital consiste solo en lo siguiente: acerca de su voluntad sólo tiene una capacidad de selección tan pequeña como un fragmento de pelo; acerca de su poder, tiene la habilidad débil de pedir, la llama de su vida se pierde rápidamente, con un periodo de vida corto y veloz y acerca de su ser, su pequeño cuerpo decae rápidamente. En resumen, él es un ser delicado, un débil individuo distinto a las innumerables variedades de individuos dispersos en los diferentes niveles del Universo. Con referencia al segundo aspecto, y especial-mente respecto a su impotencia y pobreza las cuales están relacionadas con la esclavitud, tiene una gran amplitud y una vasta importancia. Porque Allah Todo Sabio ha puesto en la naturaleza del hombre una impotencia infinita y una gran pobreza ilimitada para que pueda ser un espejo extensivo conteniendo innumerables manifestaciones de Un Todo Poderoso y Compasivo, cuyo poder es infinito, Un Todo Generoso, Todo Rico cuya riqueza es ilimitada. Sí, el ser humano parece una semilla, a la que se le han dado unas capacidades morales y significantes desde el Poder Divino y, también un sutil, y valioso programa por el Determinador Divino, para que pueda funcionar en la tierra y surgir desde este estrecho mundo de la tierra y entrar en el ancho mundo del aire, pidiendo a su Creador con la lengua de disposición, ser un árbol que encuentre una valiosa perfección en sí mismo. Si a causa del mal temperamento esta semilla usa los miembros morales que se le han dado, para atraer dañinas sustancias hacia sí misma en la tierra, en poco tiempo se pudrirá y decaerá en este estrecho lugar sin beneficio. Pero, si esta semilla se conforma en el mandamiento creacional de: “Allah es quien separa el fruto del hueso”. (Corán 6, 95) Y, si emplea bien, estas capacidades morales, emergerá desde el estrecho mundo por medio de un gran árbol de fruta, su diminuta realidad particular y su espíritu tendrá la forma de una realidad extensiva Universal. Justo de la misma manera, se han depositado miembros significantes y programas valiosos en la naturaleza del hombre por el Poder y el Determinador Divinos. Si el hombre gasta estos miembros morales para los deseos de su espíritu y para los gustos menores de debajo de la tierra y de la vida mundana en confines estrechos de este mundo terrenal, decaerá y se descompondrá en medio de dificulta-des, en una corta vida, y en un apretado espacio, como la semilla podrida y cargará la responsabilidad sobre su espíritu desafortunado y después saldrá de este mundo. Sí, sin embargo, educando él la semilla de sus habilidades con el agua del Islam, y con la luz de la fe, debajo de la tierra de la esclavitud conformando los mandamientos del Corán y si usa sus capacidades morales para sus objetos verdaderos, ellos producirán ramas y retoños en el Mundo de las Similitudes y en la región intermedia también será una semilla de gran valor y una brillante maquina conteniendo los frutos de un árbol perpetuo y una realidad permanente que se convertirán en innumerables perfecciones y generosidades en la vida eterna y en el Paraíso y también será una fruta ben-dita y luminosa del árbol del Universo. Sí, el progreso verdadero es ocuparse del deber particular de la esclavitud, la cual es valiosa dirigiendo las caras del corazón, del espíritu, de la inteligencia y aún de la imaginación y de las otras facultades sutiles dadas al hombre hacia la vida eterna. Al revés, si se rinde y asiste toda su facultad sutil, su corazón y su mente para sumergirse en todos los pequeños detalles de la vida mundana y para saborear todas las variedades de los gustos y aún de los más ínfimos, que los desviados creen que es progresar, no lo es, sino que es declinar. Yo vi esta verdad en una visión, en un ejemplo así: Entraba en una gran ciudad. Vi que había grandes palacios. Miraba a las puertas de algunos palacios donde había una fiesta como en un brillante teatro el cual ofrecía todas las atenciones y la entretenía. Me fijé que en la puerta estaba el señor del palacio, jugaba con un perro y asistía a la fiesta. Las señoras complacían en conversaciones dulces con jóvenes ordinarios. Las chicas organizaban los juegos de los niños. Y el portero hacía el papel de director de todos ellos. Yo entonces noté que la parte interior de este gran palacio estaba completa-mente vacía. Los importantes deberes se quedaban sin hacer. Tenían esta apariencia en la puerta por-que sus facultades morales eran ínfimas. Después pasé y llegué al otro palacio grande. Vi que en la puerta había un fiel perro echado, y un severo y taciturno portero con oscura apariencia. Quise saber. ¿Porqué unos son así y otros no son así? Entre allí. Vi que la parte de adentro era muy bonita. Planta sobre planta, la gente del palacio estaba ocupada con varios de sus deberes sutiles. Los hombres de la primera planta organizaban la administración y se preocupaban de las necesidades. En la planta más arriba las chicas y los niños estudiaban. Encima de esa, las señoras estaban ocupadas con finas artes y bellos bordados. Y encima de todas el señor intercambiaba noticias con el sultán y estaba ocupado con sus sagrados deberes para mantener la tranquilidad de la gente y su propia promoción y progreso. Porque yo era invisible no me dijeron “Prohibido” y pude pasear. Después salí y miré. En todas partes de esta ciudad existían esos dos clases de palacios. Les pregunté y me dijeron: “Los palacios donde había fiesta en la puerta y la parte de adentro estaba vacía pertenecen a los infieles más notables y a la gente mal guiada. Los otros pertenecen a los musulmanes notables”. Después encontré un palacio. En la puerta ponía el nombre “Said”, me preocupé, me fijé más, me pareció como si viera mi imagen sobre él. Dando un grito por mi perplejidad extrema, volví a mis sentidos y me desperté. Y voy a interpretar ésta visión para ti. Que Allah saque un bien de eso. Esta ciudad era la vida social humana y la de la civilización del hombre. Cada uno de los palacios era un ser humano. La gente de los palacios eran facultades sutiles en el hombre como los ojos, las orejas, el corazón, el misterio, el espíritu, la mente y cosas como el espíritu maligno, capricho y poder de lujuria y de ira. Cada facultad del hombre tiene una diferente misión de esclavitud. El espíritu maligno, el capricho y los poderes de lujuria e ira son semejantes a la puerta y al perro. Así, subyugar las facultades sutiles y benditas al espíritu malo y al capricho, y hacer olvidar sus deberes fundamentales es ciertamente declinar, y no es progresar. Puedes interpretar el resto tú mismo. TERCERA NOTA: El hombre, respecto a sus actos y hechos y a su labor, es un animal débil, una criatura impotente. La extensión de su poder de disposición y posesión es tan limitada que, si extiende su mano, puede llegar incluso, a los animales domésticos los cuales dan sus riendas a las manos de los humanos, tomando una parte de la debilidad, la impotencia y la pereza del hombre así que cuando ellos se comparan con sus congéneres salvajes, se ve una gran diferencia (como la diferencia entre cabras y vacas domésticas, y salvajes). Pero, respecto a la indignación y aceptación y súplica y petición; es un pasajero honrado en este hostal mundano. Él es un huésped de Uno tan Generoso que le abrió los tesoros infinitos de la misericordia. Y subyugó innumerables sirvientes existentes al servicio del hombre. Y una capacidad tan grande se le ha preparado para recreación, diversión y beneficio de este huésped que; su mediano poder es tan largo y ancho como al que puede llegar la imaginación. Así, si el humano se confía a su ego y hace de su vida mundana su objetivo, y trabaja para ciertos placeres temporales en su lucha por vivir, se agobiará en un espacio extremadamente limitado y después desaparecerá. Todos los miembros, sistemas y facultades dados al hombre atestiguarán contra él en la resurrección y traerán una petición en su contra. Si él sabe que es un huésped y gasta el capital de su vida dentro del espacio de permiso de Un Generoso de Quien es huésped, trabajará en un espacio muy ancho para una vida eterna, y después respirará y descansará. Así, él puede llegar hasta la escala más alta. También todos las facultades y miembros y dados al hombre le atestiguarán favorablemente en el otro mundo. Ciertamente, todas las facultades maravillosas dadas al hombre no son para su vida mundana in-significante, sino para una vida eterna de gran significación. Porque si comparamos al hombre con los animales, veremos que el hombre es cien veces más rico que los animales. Pero él desciende cien grados más respecto a la forma de vivir mundana y animalmente. Porque: En cada placer que recibe, hay una huella de mil dolores. Los dolores del pasado y miedos del futuro y el dolor de cada placer estropea su gozo. Y deja una huella en su placer. Pero el animal no es así. Ellos reciben placeres sin dolores. Tienen gozo sin pena. Ni las penas del pasado les hacen sufrir, ni los miedos del futuro les angustian. Viven en paz, se tumban y ofrecen gracias a su Creador. Entonces, el hombre, que se creó con el valor de los modelos más excelentes si restringe su mente a esta vida mundana, descenderá cien veces por debajo de un animal como el gorrión aunque respecto a su capital el humano es cien veces superior a un animal. En otro lugar había explicado esta verdad por medio de una comparación. Es el momento de volver a explicarla. Un hombre da diez piezas de oro a un esclavo suyo y le ordena “Hazte un traje de una tela particular”. A otro, le da mil piezas de oro con una nota escrita y la pone en bolsillo de este sirviente y lo envía al mercado. El primer esclavo compra un traje excelente con las diez piezas de oro. El segundo, por descuido, viendo al primer esclavo, sin leer la nota que tiene en su bolsillo, da las mil piezas de oro a un tendero y pide un traje. El tendero deshonesto le da un traje de la peor calidad. Este irresponsable sirviente, se lo entregó a su señor y recibió una reprimenda y un castigo terrible. Así, el menos inteligente entenderá que las mil piezas de oro dadas al segundo sirviente no sólo eran para comprar un traje. Si no, para negociar algo más importante. Por tanto; cada órgano y facultad sutil del hombre ha crecido a un nivel cien veces más amplio que el de los animales. Por ejemplo: Considera las facultades y miembros como los ojos del hombre, los cuales pueden discernir todos los grados de la belleza y la sensación del gusto, que puede distinguir todas las variedades de sabores particulares de los alimentos, y su mente, que puede penetrar en los puntos más profundos de realidad, y su corazón que suspira por toda clase de perfección. Y después, considera los órganos extremadamente simples de los animales los cuales se han perfeccionado sólo uno o dos grados. Existe sólo esta diferencia que, en los animales, en una función especial a este animal -particularmente en este animal- un miembro particular progresa más. Pero ese progreso es particular. La riqueza del hombre respecto a sus faculta-des es por este secreto que; por razón de la sabiduría y del pensamiento, las sensaciones y los sentimientos del hombre se han desarrollado y extendido mucho. Y por la densidad de sus necesidades, se formaron una gran variedad de emociones. Y sus sensaciones son muy diversas. Y por la riqueza de su naturaleza, el resultado de tener el deseo de muchos objetos. Y también por tener muchos deberes innatos, sus órganos y facultades han crecido mucho. Y, por él, se ha creado con una naturaleza capaz de poder realizar cualquier clase de adoración, se le han dado habilidades, las cuales contienen las semillas de todas las perfecciones. Así, esta gran riqueza en facultades, este inmenso capital no le fue dado para procurarse esta vida mundana temporal; sino, para cumplir el deber fundamental del hombre, que, es dirigir sus misiones hacia innumerables objetivos y proclamar su impotencia, su pobreza, y sus errores a través de la oración; y observar las glorificaciones de lo existente con un ojo universal y atestiguarlas. Y tener agradecimiento por la asistencia de Un Más Misericordioso con ofrecimientos y, con-templando los milagros del poder Divino sobre las existencias, aprendiendo de ellos con una mirada abierta. ¡Eh hombre!, adorador de este mundo, amante de la vida mundana e ignorante del secreto del más excelente de los modelos. El Said anterior vio la realidad de la vida mundana en una visión. Escucha cómo se transformó en un Said nuevo. Veo que soy un viajero. Emprendo un largo viaje. Es decir, me envían. Mi señor me daba dinero poco a poco, 60 piezas de oro que él me había asignado. Gastando, llegué a un hostal muy divertido. En este hostal, en una noche gasté diez piezas de oro en juegos de azar, en entretenimientos y en buscar la fama. Por la mañana no tenía nada de dinero. No pude comerciar. No pude comprar nada para el lugar a donde me iba. Lo que me quedó de todo ese dinero eran pecados y dolo-res y de los entretenimientos: heridas y penas. Mi-entras yo estaba en este estado terrible, un hombre apareció de repente. Y me dijo: “Has perdido todo tu capital. Y te mereces un castigo. Te irás a tu destino en quiebra y con tus manos vacías. Pero, si tienes sabiduría, la puerta del arrepentimiento está abierta. A partir de ahora cada vez que las tengas, guarda la mitad de las quince piezas que te quedan, que te las darán. Es decir, compra algunas cosas que necesitarás a dónde vas”. Miré, mi espíritu no estaba de acuerdo con esto. Entonces él dijo, “un tercio”. Tampoco lo aceptó mi espíritu. Después, “un cuarto” dijo. Miré que mi espíritu no podía dejar su mal hábito al cual yo era adicto. Este hombre giró su cabeza con en-fado y se fue. De pronto, la escena cambió. Vi que, yo estaba en un tren que descendía. Me asusté pero sin remedio, no me podía escapar a ningún la-do. Extrañamente, atractivas flores y tentadoras frutas aparecieron a ambos lados del tren. Y yo, como un tonto sin experiencia, las miré, y estirando mi mano traté de tomarlas. Pero ya que estas flores y frutas tenían espinas que rasgaron e hicieron sangrar mis manos. Con el movimiento del tren mis manos se hirieron. Me dolían mucho. De pronto, un encargado del tren me dijo: “Da-me cinco céntimos y te daré cuantas de estas flores y frutas quieras. Por cinco céntimos te pierdes cien céntimos rasgando tu mano. Además hay un castigo, no puedes tomarlas sin permiso”. Con angustia saqué mi cabeza por la ventanilla del tren, y miré hacia adelante para ver cuánto faltaba para terminar. Vi que, a la salida de túnel aparecían muchos agujeros. Desde este largo tren se tiraban hombres en ellos. Vi otro agujero destinado a mí. A ambos lados de esto había dos lápidas. Me fijé con curiosidad. Vi en el epitafio escrito el nombre “SAID” con letras mayúsculas. Dije “¡Allah mío!” perpleja y tristemente. Después, es-cuché, de pronto, al hombre que me había dado consejos en la puerta del hostal. Me dijo: “¿Ya te has dado cuenta?” Dije: “Sí, me he dado cuenta, pero ya no hay energías ni remedio”. Dijo: “Arrepiéntete, y encomiéndate a Allah”. Dije: “así lo hice”. Me desperté. El Said anterior ya no estaba. Como el Said Nuevo me vi a mi mismo. Interpretaré una o dos partes de esta visión que Allah saque bien de ella. Interpreta tu mismo el resto. El viaje era del que pasa desde el mundo de los espíritus, al vientre de la madre, de la juventud, a la senectud, del cementerio, a la región intermedia, de la resurrección pasando por el puente, a un viaje hacia la eternidad. Las sesenta piezas de oro eran sesenta años de la vida y cuando vi la visión tenía cuarenta y cinco años. No tenía nada para garantizar pero un estudiante sincero del Corán Todo Sabio me aconsejo que dejara la mitad de las quince piezas de oro que me quedaban para la vida eterna. Este hostal era Estambul, para mí. Este tren es la vida, Cada vagón del tren, un año. En cuanto al túnel es la vida presente. Estas flores y frutas con espinas son placeres ilícitos y entretenimientos prohibidos con los que nos complacemos mientras surge la pena por la desaparición y las separaciones que sangran y rompen el corazón. El del tren me había dicho: “Dame cinco céntimos. Te los daré cuanto quieras. La interpretación de esto es: Los placeres y entretenimientos que el hombre recibe lícitamente están en la esfera lícita. No le hace falta entrar en la ilícita. Tú puedes interpretar el resto. CUARTA NOTA: El hombre se parece a un niño delicado y mimado. En este Universo hay una gran fuerza en su debilidad y un gran poder en su impotencia porque es por la fuerza de su debilidad y por el poder de su impotencia que, esta existencia se ha sujetado a él. Si el hombre comprende su debilidad y da súplicas verbales con su estado y conducta, y si reconoce su impotencia y busca ayuda cumpliendo las gracias de ese afecto obtendrá sus deseos y sus objetivos serán dominados por él ya que con su propio poder no los puede obtener. Sólo a veces incorrectamente atribuye la satisfacción de su deseo a su poder propio, que ha obtenido por las súplicas ofrecidas mediante la lengua de su disposición. Por ejemplo: La fuerza en la debilidad de un pollito provoca a la gallina madre atacar a un león. Y, es alimentado por ella a pesar de que es salvaje y está hambrienta. Así, esto es un asunto de atención, una fuerza en la debilidad, una manifestación de la misericordia Divina que merece ser espectacular... Tal como un niño infeliz llorando y pidiendo o con su estado melancólico subyuga sus deseos a sí mismo; y fuerzas notables se subyugan a él así que no puede conseguir ni uno de los miles de deseos y con su fuerza miles de veces más que tiene. Es decir, porque su debilidad y su impotencia excitan compasión y cuidado sobre él, pueden subyugar los héroes a sí mismo con su dedo meñique. Ahora, un niño así negando esta compasión y acusando este cuidado con orgullo, y dice; “Les domino con mi propia fuerza”, por supuesto recibirá un castigo. De la misma manera como Karun, si el hombre dice; “Lo que tengo lo he obtenido mediante la ciencia que sólo yo poseo” (Corán 28, 78) es decir; “yo lo gané con mi sabiduría y potencia propia” por supuesto que también se merece un castigo. Entonces, la dominación del hombre y el progreso humano y la superación de la civilización que se ve; no son causas por la atracción, ni por la conquista, ni tampoco por el combate del mismo sino por su debilidad. Por ella se las han sido subyugados a él, se le han sido asistidos a él por su impotencia, se le han sido presentados a él por su indigencia, se le han sido inspirados a él por su ignorancia. Se le ha sido dado debido a su necesidad. Y la razón de su dominación no son su fuerza ni su poder de conocimiento, sino la compasión y la clemencia del Sostenedor y misericordia y sabiduría Divinos los cuales se le han subyugado a su existencia. Sí, lo que hace el hombre, que derrota a los insectos como los escorpiones sin ojo y a los serpientes sin pies, se viste de seda mediante un gusano pequeño y come la miel mediante un insecto venenoso, no es de su propio poder, sino de la subyugación del Señor y la ofrenda del Misericordioso, las cuales son frutas de su debilidad. Entonces, la dominación del hombre y el progreso humano y la superación de la civilización que se ve; no son causas por la atracción, ni por la conquista, ni tampoco por el combate del mismo sino por su debilidad. Por ella se las han sido subyugados a él, se le han sido asistidos a él por su impotencia, se le han sido presentados a él por su indigencia, se le han sido inspirados a él por su ignorancia. Se le ha sido dado debido a su necesidad. Y la razón de su dominación no son su fuerza ni su poder de conocimiento, sino la compasión y la clemencia del Sostenedor y misericordia y sabiduría Divinos los cuales se le han subyugado a su existencia. Sí, lo que hace el hombre, que derrota a los insectos como los escorpiones sin ojo y a los serpientes sin pies, se viste de seda mediante un gusano pequeño y come la miel mediante un insecto venenoso, no es de su propio poder, sino de la subyugación del Señor y la ofrenda del Misericordioso, las cuales son frutas de su debilidad. ¡Eh hombre! Si la realidad es así; deja el orgullo y el egoísmo. En el juzgado Divino, proclama tu impotencia y debilidad con la lengua de asistencia, y tu pobreza y necesidad con la lengua del ruego y la súplica, y demuestra que eres Su sirviente y di: “Allah es suficiente para nosotros. Él es el Más Disponente de los eventos” (Corán 3, 178) y elévate. Y, no digas: “No soy nada, ¿qué importancia tengo que, este Universo se subyuga intensiva-mente a mí por Un Todo Poderoso Absoluto; y se piden las gracias completas de mi parte?” Porque tú por supuesto no eres nada respecto a tu espíritu y tú forma. Pero, desde el punto de vista de los deberes y del rango, tú, tienes el valor de ser un observador atento de este Universo majestuoso, y de ser una lengua que habla elocuentemente de esta existencia perfecta, y de ser un discerniente lector de este libro del Universo, y de ser un superintendente glorioso de los seres evocadores, y de ser un capataz de respeto de existencias venera-doras. Sí ¡eh hombre! Tú, respecto a tu cuerpo físico-vegetal, y a tu espíritu animal eres un sordo parcial, una partícula despreciable, una criatura pobre, un animal débil que te vas tirando entre los movimientos de los seres existentes. Pero perfeccionándote con la educación del Islam el cual está iluminado con la luz de la fe la cual consiste en irradiación del amor Divino, como humano, y dentro de la esclavitud, eres un Sultán y dentro de tu individualidad eres un todo completo, y dentro de tu pequeñez eres un Universo. Y dentro del desprecio, tu rango es muy grande y eres un observador con una facultad tan extensa que, puedes decir: “Mi Sostenedor Compasivo hizo del mundo una casa para mí. E hizo del sol y de la luna unas lámparas para mi casa, y de la primavera un ramo de rosas, y del verano una mesa repleta de comidas con generosidad y del animal un sirviente para mí. E hizo de las plantas, un surtido de decoraciones para mi casa. Para concluir: Si haces caso a Satán y al espíritu maligno, descenderás a lo más bajo de la escala. Pero si escuchas la Verdad y el Corán puedes elevarte a lo más alto de la escala y serás el Modelo más excelente del Universo. QUINTA NOTA: El hombre es enviado a este mundo como un funcionario y huésped y dotado de habilidades muy importantes. Y según estas habilidades está cargado de misiones importantes. Y también él ha sido dotado con una gran fortaleza de ánimo y con el peso de amenazas severas para hacerle trabajar para estos objetivos y deberes. Aquí resumiremos los deberes fundamentales de los humanos y su servidumbre que habíamos explicado en otra parte para que se entienda el secreto de “El Modelo Más Excelente”. Así, el humano tiene dos aspectos de adoración al venir a este Universo. Un aspecto: Adoración y contemplación en la forma de ausencia. El otro: Adoración y súplica en la forma de la presencia relacionada con Él. El Primer Aspecto es: Afirmar sencillamente la soberanía del Dominio aparente en el Universo, observar la maravilla de sus perfecciones y virtudes. Después, proclamar y anunciar las únicas artes que consisten en las inscripciones de los Nombres Sagrados Divinos mostrándolos a los demás. Después, sopesar con las escalas de la mente, las joyas de los Nombres Divinos que cada uno tiene como un tesoro inerte escondido, y apreciarlos con admiración valorándolos con el corazón. Después, estudiar las páginas de la existencia, que significan la carta manuscrita por la pluma del Poder Divino, y las páginas de la tierra y del cielo, y reflexionar esta maravilla. Después, contemplando admirablemente los adornos y las artes sutiles de la existencia, sentir el amor por el conocimiento del Todo Creador Hermoso y anhelar la ascensión a la presencia de Su Hacedor Todo Perfecto y recibir su alabanza. Segundo aspecto: Es el estado de presencia y dirección que, del arte pasa al Hacedor y ve que Un Hacedor Todo Hermoso quiere darse a conocer e informarse a Si Mismo a través de los milagros de sus artes propias. Y él contesta con la fe y el conocimiento. Después ve que: Un Sostenedor Todo Compasivo quiere hacerse amar a Si Mismo con las frutas sutiles de Su misericordia. El también, se hace querer confiando en su propio amor y adoración. Después ve que: Un Benefactor Todo Genero-so le domina con deliciosos favores materiales y espirituales, y él, a cambio de esto Le da las gracias, con sus actos, su conducta, su palabra, y si pudiese, con todos sus órganos y facultades. Después ve que: Un Todo Hermoso y Glorioso anuncia Su tremendo perfección y Su gloria y Su belleza en los espejos de esta existencia y atrae sus miradas atentas. Entonces, dice a cambio: “Allah es supremo. Qué la gloria sea a Allah.” y con humil-dad se postra ante Él con amor y maravilla. Después ve que: Un Poseedor de riqueza absoluta está mostrando su ilimitada riqueza y tesoro con una generosidad absoluta. El hombre, a cambio, exaltándole y rezándole, ruega y pide expresando su deseo total. Después ve que: Este Creador Todo Glorioso ha hecho la faz de la tierra como una exhibición. Demuestra todas sus artes finas allí. Y él, a cambio, diciendo “¡Qué maravilla Allah ha deseado!” con aprecio, diciendo, “¡Qué bendiciones Allah ha ofrecido!” con admiración, diciendo, “¡Qué la gloria sea a Allah!” con maravilla, diciendo, “Allah es supremo.” con asombro, responde. Después ve que: Un Único de Unidad, en este palacio del Universo, pega sellos de Unidad encima de todas las existencias con Su inimitable firma y con Sus sellos, con Sus signos especiales a Él, con Sus declaraciones. Y está incrustando los testimonios de la Unidad. Y está planteando la bandera de la Unidad en cada región del mundo. Y, proclama Su Dominio. Y él, a cambio, responde con la aceptación, con la fe, con la unidad, con la adoración, con la afirmación y con el servicio. Así, por la adoración y contemplación de estas clases, él se convierte en un hombre verdadero. Por la prosperidad de la fe puede ser un Sultán confiable de la tierra, digno de consigna universal. ¡Eh hombre descuidado! Quien se ha creado en el modelo más excelente y quien está descendiendo hasta la escala más baja por su mala preferencia. Escúchame. Yo también como tú, con la embriaguez de la juventud, el descuido viendo un mundo hermoso y bonito, cuando me desperté de la embriaguez de la juventud en la mañana de la ancianidad vi que, qué fea era la cara de este mundo que no se relaciona con el otro, pensaba que era bonita, y qué bella era la cara verdadera relacionada con el otro mundo. Tú también mira los dos “carteles” en el Segundo Estado de La Decimoséptima Palabra, y lo verás tú también. Primer Cartel: Describe la verdad del mundo de los negligentes la cual hace tiempo que había visto con el velo de las negligencia como los descuidados sin estar embriagado. Segundo Cartel: Señala el mundo de la realidad de los guiados y de los que siempre recuerdan a Allah. Lo dejé tal como se escribió entonces. Pare-ce un poema pero no lo es... Link zu diesem Kommentar Auf anderen Seiten teilen Mehr Optionen zum Teilen...
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